domingo, 6 de enero de 2008

Los Reyes Magos


No podía faltar mi comentario para el día de hoy, Día de Reyes, pues yo como muchos de ustedes vivimos una infancia llena de ilusión especialmente en este día, todavía recuerdo las noches del 5 de enero en las que me la pasaba pensando en que me irían a traer los Reyes Magos esa noche, pasaba horas y horas (bueno nomas como 1 y media) pensando en eso hasta que el sueño me ganaba y me quedaba dormido, pero solo para dejar que la ilusión se hiciera realidad, entonces como a las 4 o 5 de la mañana me despertaba y con agrado veía mis juguetes, nuevecitos, brillosos y todavía en su empaque esperando por mí para ser usados, y conforme crecía los regalos se iban haciendo mejores, recuerdo que la última vez que recibí regalo de Reyes, me dieron una bicicleta Benotto de carreras, la cual me duró como 1 año porque me la robaron (chale, pinche tercer mundo), pero ni modo, los recuerdos nunca me los podrán robar.

Hablando del tercer mundo, aquí les dejo una historia, totalmente real para reflexionar:

-¡Llegaron los reyes! ¡Llegaron los reyes!- gritaba Toñito el hermano mayor-
¡Lucy, Paquito despierten, despierten, ya llegaron los reyes!
Lucy abrió sus ojitos, grandes, negros, dulces y risueños ¡ahí estaban! La muñeca que camina, el bebe que hace pipi, la cocinita, lo que Lucy tanto deseo, el carro de control, la pista de coches, el trenecito, todo lo que Paquito pidió, la bicicleta, el patín del diablo y los patines de Toñito, el triciclo y la pelota del más pequeño, y muchos juguetes más y muchos dulces.
-¡También trajeron rosca y chocolate con leche!- decía la mamá de los chiquitines, que apenas la escucharon, pues la casa retumbaba con sus risas infantiles.
-¡Otra vez tu café aguado, y el pan duro! Vieja inútil, ¿Qué demonios haces con la lana que te doy?
-¡Ay viejo! No te enojes, si ya sabes que todo esta rete caro, y el pancito no esta duro, es de ayer.
Los gritos de su padre arrancaron a Lucy de su hermoso sueño. Miro ilusionada 4 zapatitos viejos que desde la noche anterior descansaban debajo de la ventana, en ellos, todavía dormían las cartas…y en Lucy, todavía, vivía la esperanza.

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